La diputada Fátima Mena protagonizó un fuerte emplazamiento político al presidente del Congreso Nacional y de la Comisión Permanente, Luis Redondo, luego de la conferencia en la que este desconoció el proceso electoral y habló en nombre del Legislativo. En su pronunciamiento, Mena cuestionó su legitimidad para atribuirse la voz del Pleno y le recordó que el rechazo ciudadano en las urnas no obedeció a factores externos, sino al estilo de gobierno que la población castigó.
Contexto del reclamo de Fátima Mena
El choque se da en medio de una alta tensión poselectoral, con denuncias cruzadas sobre el desarrollo de los comicios y la narrativa de injerencias externas. Redondo utilizó la tribuna institucional para descalificar el proceso electoral y sugerir que la voluntad popular estuvo condicionada, postura que Fátima Mena calificó como un abuso de representación al no contar con un mandato del Pleno. La congresista subrayó que la Comisión Permanente no puede sustituir al conjunto de los diputados ni erigirse en vocera absoluta del Congreso.
Críticas al liderazgo de Luis Redondo
En su mensaje, Mena apuntó directamente a la conducción política de Redondo, señalando que la derrota en las urnas responde a decisiones y formas de ejercer el poder que alejaron al oficialismo de la ciudadanía. La congresista advirtió que insistir en culpar factores externos solo profundiza la desconexión con el electorado y retrasa una autocrítica necesaria dentro de la clase política. Su intervención fue interpretada como una defensa de la institucionalidad parlamentaria frente al uso partidista de la figura del presidente del Congreso.
Repercusiones políticas y parlamentarias
El enfrentamiento abre un nuevo capítulo de fracturas internas en el Legislativo, donde ya se evidencian fisuras entre aliados y exaliados del oficialismo. Las palabras de Mena pueden fortalecer a los sectores que demandan respeto a la independencia de poderes y un debate más transparente sobre las causas del revés electoral. Al mismo tiempo, colocan presión sobre Redondo, cuya capacidad para seguir articulando consensos en el Congreso queda en entredicho ante la opinión pública y sus propios colegas.