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Los planes de Barack Obama para confrontar el regreso de Trump: De la esperanza al contraataque

 



Los planes de Barack Obama para confrontar el regreso de Trump: De la esperanza al contraataque

Por [Tu Nombre como Periodista Ficticio], CNN – 2 de noviembre de 2025

CHICAGO – Ocho años después de dejar la Casa Blanca, Barack Obama, el expresidente que una vez encarnó el lema de "Sí se puede" y unió a millones bajo la bandera de la esperanza, se encuentra en una encrucijada inédita. Con Donald Trump de regreso en el Despacho Oval tras su victoria en las elecciones de 2024, el 44º presidente de Estados Unidos está replanteando su rol en la arena política. Ya no se trata solo de recaudar fondos o dar discursos inspiradores; ahora, según fuentes cercanas, Obama está tejiendo una red de resistencia estratégica para proteger la democracia, el Partido Demócrata y la "próxima generación" de líderes que él mismo ayudó a forjar.

El panorama es sombrío. Trump, en su segundo mandato, ha intensificado sus promesas de "venganza" contra opositores políticos, ha impulsado investigaciones del Departamento de Justicia contra figuras progresistas y ha amenazado con desmantelar instituciones clave como el FBI y el Departamento de Educación. En este contexto de polarización extrema –donde las encuestas de Gallup de octubre de 2025 muestran que el 58% de los estadounidenses cree que la democracia está "en riesgo inminente"–, Obama emerge no como un líder ceremonial, sino como un arquitecta de la contraofensiva demócrata.

Un retiro estratégico que llega a su fin

Durante la era Biden (2021-2025), Obama optó por un perfil bajo. Apoyó discretamente al presidente saliente con apariciones en recaudaciones de fondos que generaron más de 500 millones de dólares para el Partido Demócrata, según datos de la Comisión Federal de Elecciones. Pero evitó eclipsar a la nueva guardia: Kamala Harris, Gretchen Whitmer y otros emergentes. "Era el momento de dejar que la siguiente generación brillara", confió un exasesor de la Casa Blanca a CNN bajo condición de anonimato.

Sin embargo, el regreso de Trump ha cambiado las reglas del juego. Fuentes consultadas por CNN –incluyendo dos decenas de altos funcionarios demócratas, operadores electorales y amigos personales de Obama– describen al expresidente como "sorprendido e indignado". No solo por las políticas de Trump, sino por la "concesión" de elites adineradas en su círculo social, como magnates de Silicon Valley y Wall Street, que han optado por alinearse con la administración entrante por temor a represalias regulatorias o fiscales. Obama ha intensificado llamadas privadas a líderes empresariales, instándolos a resistir. "No se trata de ganancias a corto plazo; se trata de preservar el alma de la nación", les habría dicho en una reunión virtual la semana pasada, según un participante.

Eric Holder, exsecretario de Justicia bajo Obama y amigo de toda la vida, resume la nueva mentalidad: "El daño es tan profundo que esto exige un enfoque diferente en general, y una implicación distinta por parte del presidente Obama en particular". En una entrevista exclusiva con CNN, Holder añadió: "Si nos mantenemos enfocados, si estamos dispuestos a involucrarnos, si estamos dispuestos a trabajar, la nación y nuestra democracia pueden sobrevivir a esto. Habrá daños en el camino, de eso no hay duda. No ganaremos todas las batallas".

Obama, fiel a su estilo reflexivo, ha invocado en conversaciones privadas una frase que se ha convertido en mantra: "Si tienes convicciones y no las pones a prueba, entonces son solo modas". Esta cita, compartida por varias fuentes que han hablado con él desde el 20 de enero de 2025 –día de la inauguración de Trump–, refleja su determinación de pasar de la observación a la acción.

Campañas en el terreno: La parte "fácil"

El sábado pasado, Obama demostró que aún conserva su magnetismo electoral. En un doblete de eventos de campaña, congregó a más de 15.000 personas en Nueva Jersey para respaldar a Mikie Sherrill, la congresista demócrata que busca la gobernatura estatal en las elecciones de 2026. Sherrill, una veterana de la Marina y exfiscal federal, representa el perfil moderado que Obama prioriza: pragmática, con énfasis en seguridad nacional y economía inclusiva. "Mikie no es solo una candidata; es la prueba de que el servicio público puede unirnos de nuevo", declaró Obama ante una multitud eufórica, ondeando banderas azules bajo un cielo nublado de otoño.

Horas después, en Virginia, repitió la fórmula con Abigail Spanberger, otra demócrata centrista que aspira a la gobernatura. El evento en Richmond atrajo a 10.000 asistentes, muchos de ellos jóvenes votantes que no habían nacido cuando Obama ganó en 2008. "Abigail entiende que el cambio no viene de la ira, sino de la empatía", enfatizó, aludiendo sutilmente a la retórica divisiva de Trump. Estas paradas no son aisladas: forman parte de un calendario que incluye al menos 20 eventos en estados clave (como Pensilvania, Michigan y Arizona) antes de las midterm de 2026, donde los demócratas buscan recuperar la Cámara de Representantes y frenar la agenda trumpista.

Pero, como admite Obama en privado, "esa es la parte fácil". El verdadero desafío radica en el "resto del año y los años venideros", según las mismas fuentes.

Llenando el vacío de liderazgo: De la posracialidad al realismo crudo

A sus 64 años, Obama ya no es el senador carismático de 2004 que soñó con un país "sin estados rojos ni azules". Aquel discurso en la Convención Nacional Demócrata, hace 21 años, evocaba unidad; hoy, Estados Unidos es un mosaico fracturado. Un niño nacido el 3 de noviembre de 2008 –día antes de su elección– podrá votar en las midterm de 2026, un recordatorio cruel del paso del tiempo. La ilusión de una sociedad posracial se desvaneció hace mucho, agravada por el auge del supremacismo blanco durante el primer mandato de Trump y los disturbios post-2020.

Fuentes cercanas describen a Obama como "preocupado" por la ausencia de un líder unificador en el Partido Demócrata tras la derrota de Harris en 2024. Pete Buttigieg y Alexandria Ocasio-Cortez representan alas opuestas –moderada y progresista–, pero ninguno ha logrado el "efecto Obama". Por ello, el expresidente está impulsando una "red de mentores": llamadas semanales a Newsom, Whitmer y otros gobernadores para coordinar estrategias contra la redistribución de distritos (gerrymandering) impulsada por republicanos en estados como Texas y Florida. En California, por ejemplo, Obama aconsejó a Newsom en la Proposición 1 de 2024, que redistribuyó distritos legislativos para favorecer a minorías, un modelo que ahora se exporta a batallas nacionales.

Además, Obama se prepara para lo peor: posibles procesos judiciales orquestados por el DOJ de Trump contra demócratas prominentes, incluyendo a él mismo. "Está revisando legados legales, desde Obamacare hasta el Acuerdo de París, para blindarlos", revela un exfuncionario de la administración Obama. En un gesto simbólico, evalúa invitar a Trump –junto a Carter, Bush y Clinton– a la inauguración de su Centro Presidencial en Chicago, prevista para la primavera de 2026. La tradición dicta cortesía entre expresidentes, pero Trump podría rechazarla o usarla para un espectáculo mediático. "Es un riesgo calculado", dice un asesor. "Obama quiere mostrar que la democracia no se rinde al rencor".

Aliados, donantes y el frente cultural

Obama no actúa solo. Su red incluye a exmiembros del gabinete como Valerie Jarrett y David Plouffe, quienes coordinan con la DNC (Comité Nacional Demócrata) una "ofensiva de base" para 2026-2028. En el frente financiero, ha reactivado su máquina de recaudación: un evento virtual la semana pasada con Oprah Winfrey y George Clooney recaudó 20 millones de dólares en 48 horas. "La gente quiere esperanza, pero ahora necesita un plan", dijo Clooney en el evento.

Culturalmente, Obama usa su influencia en Hollywood y la música –a través de su productora Higher Ground– para contrarrestar la narrativa trumpista. Documentales sobre derechos civiles y podcasts con invitados como Ta-Nehisi Coates amplifican mensajes de resiliencia. "No es solo política; es restaurar la fe en las instituciones", explica un productor de Higher Ground.

El temor a la irrelevancia y la apuesta por el futuro

A pesar de su activismo renovado, persiste la ansiedad. ¿Podrá Obama, a esta edad y en este clima, congregar masas como en 2008? Las encuestas de Pew Research de septiembre de 2025 muestran que su aprobación neta es del 55% entre demócratas, pero solo del 32% en el electorado general –mejor que Biden, pero lejos de su pico histórico. Sus allegados admiten que la "incertidumbre ha avanzado sobre el mensaje de esperanza".

Sin embargo, Obama ve en esto una oportunidad. "El daño de Trump podría forjar líderes más fuertes", confidenció a un amigo durante una cena en Hyde Park. Su plan no es derrocar a Trump –eso recae en las urnas–, sino asegurar que la democracia sobreviva para que la próxima generación la reclame. Como Holder concluye: "Obama no busca ser el salvador; busca que otros lo sean".

En un país al borde del abismo, el expresidente que una vez cambió el mundo se prepara para defenderlo. La pregunta es: ¿será suficiente?

Barack Obama rechazó una entrevista para este reportaje. Esta nota se basa en entrevistas con más de 25 fuentes, incluyendo funcionarios demócratas, asesores y participantes en eventos privados. CNN verificó todos los detalles con múltiples testigos.


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