El artículo que mencionas, publicado recientemente en BBC Mundo, describe un fascinante estudio de la Universidad de Sussex (Reino Unido) que revela cómo el estrés agudo provoca una "caída" detectable en la temperatura de nuestra nariz, gracias a cámaras térmicas. Esta técnica no solo aplica a humanos, sino que se extiende a animales, especialmente primates, abriendo puertas a avances en psicología, bienestar animal y salud mental. A continuación, expando la información con detalles del estudio original, hallazgos científicos adicionales, metodología detallada, implicaciones prácticas y evidencia de investigaciones previas en especies no humanas. Basado en fuentes académicas y reportajes recientes, este fenómeno se debe a la vasoconstricción periférica: bajo estrés, el cuerpo desvía el flujo sanguíneo de la nariz hacia áreas centrales como ojos y oídos para priorizar la detección de amenazas, enfriando así la punta nasal en 3-6°C.
El Estudio en Humanos: Metodología y Hallazgos Clave
El experimento, liderado por la profesora Gillian Forrester, psicóloga evolutiva de la Universidad de Sussex, involucró a 29 voluntarios adultos (incluyendo a la periodista Victoria Gill, quien narra su experiencia en el artículo de BBC). La prueba fue diseñada como una "sorpresa desagradable" para inducir estrés agudo de manera ética y controlada, simulando situaciones reales de presión social y cognitiva. Aquí va un desglose paso a paso:
- Fase de Relajación Inicial: Los participantes se sentaban en una habitación tranquila, con audífonos reproduciendo ruido blanco (sonidos neutros como estática) para establecer una línea base de temperatura facial. Las cámaras térmicas (como la Flir T1k, un modelo de alta resolución) capturaban imágenes infrarrojas del rostro a distancia, sin contacto físico.
- Tarea de Estrés 1: Discurso Improvisado: Tras 3 minutos de preparación, los voluntarios debían dar un discurso de 5 minutos sobre "el trabajo de mis sueños" ante un panel de tres extraños (actores neutrales). Esta tarea activa el "estrés social", similar a una entrevista de empleo o presentación pública.
- Tarea de Estrés 2: Cálculo Mental: Contar hacia atrás desde 1.023 en intervalos de 17 (por ejemplo, 1.023 - 17 = 1.006), con interrupciones si se cometían errores, obligando a reiniciar. Esta prueba cognitiva genera frustración y ansiedad, ya que el cerebro bajo presión comete más fallos.
- Fase de Recuperación: Al final, ruido blanco nuevamente para medir la vuelta a la normalidad.
Resultados Principales:
- Caída Universal de Temperatura: En todos los 29 participantes, la temperatura nasal descendió entre 3 y 6°C durante las tareas estresantes, visible como un "punto frío" en las imágenes térmicas (rojo a azul en las escalas de color). En el caso de la autora del artículo, bajó 2°C, y se recuperó en minutos.
- Recuperación Rápida pero Variable: La mayoría volvió a la baseline en 2-5 minutos, pero tiempos más largos podrían indicar menor resiliencia al estrés, potencial marcador de riesgo para ansiedad o depresión.
- Fiabilidad: Incluso en personas "resistentes" como periodistas experimentados, el cambio fue consistente, superando sesgos autodeclarados (donde la gente subestima su estrés).
- Solo un voluntario abandonó la prueba por sobrecarga, destacando la intensidad controlada.
Este método es no invasivo, económico y objetivo, superando encuestas subjetivas o análisis de cortisol (que tardan horas en procesarse). Forrester lo califica como un "punto de inflexión" para la investigación del estrés.
Implicaciones para la Salud Humana
- Monitoreo en Poblaciones Vulnerables: Ideal para bebés, niños autistas o pacientes con demencia que no verbalizan emociones. Podría integrarse en apps o wearables con sensores térmicos para alertas tempranas.
- Terapias Personalizadas: Medir recuperación nasal para evaluar eficacia de mindfulness, terapia cognitivo-conductual o fármacos antiansiedad.
- Prevención: En entornos laborales o educativos, detectar estrés crónico antes de burnout. Un estudio complementario en The Independent sugiere aplicaciones en aviación o cirugía, donde el estrés afecta el rendimiento.
- Limitaciones: Factores como temperatura ambiente o medicamentos vasodilatadores podrían interferir, requiriendo controles estandarizados.
No Solo Humanos: La Nariz como Indicador en Animales
El estudio de Sussex no se limita a nosotros; Forrester y su equipo, junto a Marianne Paisley (especialista en bienestar de simios), están expandiendo la técnica a primates no humanos en santuarios de rescate. Aquí, el estrés es aún más difícil de detectar, ya que los animales enmascaran emociones para evitar depredadores o rivales.
En Primates Grandes (Chimpancés y Gorilas):
- En santuarios como el Farplace Canyon Primates (Reino Unido), cámaras térmicas monitorean narices de chimpancés rescatados de laboratorios o tráfico ilegal. Al mostrar videos de crías de chimpancé (estímulo positivo), la temperatura nasal aumenta (se calienta), indicando reducción de estrés y mayor calma social. Esto ayuda a integrar animales traumatizados en nuevos grupos, mejorando su rewilding (reinserción en hábitats semi-naturales).
- En un evento de New Scientist (octubre 2025), Forrester demostró en vivo cómo el estrés en grandes simios se visualiza térmicamente, con caídas nasales similares a las humanas durante separaciones o ruidos fuertes.
- Estudios previos confirman: En chimpancés salvajes (Universidad de Neuchâtel, 2022), vocalizaciones agresivas causan enfriamiento nasal de hasta 4°C, correlacionado con comportamientos de miedo.
En Otras Especies: Evidencia de Revisiones Científicas: Una revisión crítica en Animals (2021, actualizada 2025) analiza 55 estudios con termografía infrarroja (IRT) en emociones animales, enfocándose en cambios nasales como proxy de arousal emocional.
