¿Cómo se cura una herida en el alma de un país?
Muchas naciones han hecho cosas terribles en el pasado lejano o recientemente.
La historia ya pasó, ¿qué hacemos ahora?
Es difícil hablar directamente de lo que ha pasado antes.
Se necesita un cierto tipo de coraje, una fuerza poderosa para enfrentar lo que sucedió, rastrear las repercusiones y exigir que un país lo haga mejor.
Malcolm X era un hombre con esa fuerza personal.
En las décadas de 1950 y 1960, la esclavitud había terminado hacía mucho tiempo, pero en muchas partes de Estados Unidos, la segregación era legal y un hecho aceptado de la vida cotidiana.
Malcolm X dijo que las heridas de siglos de esclavitud de los negros tenían que ser tomadas en serio y reparadas.
Era un retórico brillante, alguien capaz de decir las cosas que otros trataban de suavizar.
La esencia de un disruptor.
Se le ha llamado la conciencia implacable del movimiento de liberación negra.
De hecho, al reflexionar sobre el pensamiento de Malcolm X, podemos ver que estaba marcado por una intensa voluntad de reexaminar sus ideas, de preguntarse por qué pensaba lo que pensaba.
No era solo un disruptor.
En la tradición de Sócrates, también estaba interesado en que sus propias ideas fueran repensadas.
Adoptaba nuevas ideas y luego les daba la vuelta, analizando los problemas en busca de algo mejor.
Martin y Malcolm
"Malcolm X es muy importante en la historia de la ideología nacionalista negra", señala Clarence Lang, profesor de Estudios Afroamericanos en la Universidad Estatal de Pensilvania.
"Y por nacionalismo negro, me refiero a ese cuerpo particular de pensamiento que procede de la noción de que los negros en EE.UU. no son simplemente estadounidenses con la piel más oscura, sino que constituyen históricamente, culturalmente y de todas maneras, un pueblo distinto", aclara.
"Malcolm es un puente entre una tradición más larga, que es anterior al siglo XX, y los activistas más jóvenes de finales de la década de 1960 y principios de la de 1970.
"Esa es la principal reivindicación de Malcolm, si pensamos en su importancia en la constelación del pensamiento negro".
Abogó por el nacionalismo negro y la solidaridad negra, en que los negros necesitaban sus propias instituciones autónomas porque no podían confiar en los sistemas racistas que los rodeaban.
Habló de la creación de estados negros separados.
A veces usaba tácticas de choque para expresar su postura.
Dijo que el hombre blanco era el diablo.
Y, el día después del asesinato de John F. Kennedy, cuando le pidieron su comentario, respondió que no le sorprendía "the chickens have come home to roost" (las gallinas volvieron al gallinero)", un dicho similar a "quien siembra vientos recoge tempestades".
Frases realmente polémicas, entonces y ahora.
Quería despertar a la nación de su sueño americano.
"Creo que es importante entender cómo interactúan Malcolm X y Martin Luther King Jr. en ese movimiento más amplio", apunta Lang.
"Es un cliché, pero lo diré: los negros no son política e ideológicamente monolíticos, y hasta cierto punto Martin y Malcolm representan dos de las muchas corrientes de pensamiento que han existido a lo largo de la historia afroamericana.
"Así que podríamos tener, en pocas palabras, en el caso de Martin, esta noción de que EE.UU. es perfectible, de que si simplemente siguiera su credo, sus principios de inclusión y democracia, entonces habría un lugar para las personas negras en esta sociedad.
"Malcolm representa una tendencia competitiva que parte de la idea de que la experiencia definitoria de las personas negras en esta sociedad no es simplemente la discriminación racial, sino más fundamentalmente la opresión racial.
"Por lo tanto, no hay ninguna circunstancia en la que se pueda incluir plenamente a los negros".
Cada palabra
Es fácil ver de dónde vinieron los sentimientos de Malcolm X hacia los blancos.
Nació como Malcolm Little en 1925. Era hijo de un predicador.
Cuando tenía 6 años, el Ku Klux Klan lanzó una bomba incendiaria contra la casa de su familia y la quemó hasta los cimientos.
Supremacistas blancos asesinaron a su padre. Lo golpearon en la cabeza y lo dejaron en las vías del tranvía, donde fue atropellado y murió.
El horror de este espantoso asesinato llevó a su madre a un colapso, por lo que las autoridades (blancas) se llevaron a todos sus hijos.
En la escuela, Malcolm era de lejos el niño más listo.
Quería ser abogado, pero uno de sus profesores le dijo que probara con la carpintería, el tipo de trabajo manual adecuado para un hombre negro.
Más tarde se involucró en el crimen, un profundo cambio dado que era hijo de un predicador.
Fue condenado a 7 años de prisión.
Ese podría haber sido su final. Pero le encantaba aprender.
En la cárcel, volvió a cambiarse a sí mismo.
"Una de las cosas más inspiradoras de Malcolm, al menos en mi opinión, fue su espectacular capacidad de crecimiento y desarrollo", dice Lang.
"Estar encarcelado le dio la oportunidad de reflexionar y, en muchos sentidos, le salvó la vida.
"Ciertamente, él mismo dijo que eso lo rescató, que se salvó".
Tomó un curso por correspondencia de inglés, gramática y caligrafía. Luego estudió latín.
Al darse cuenta de que su educación había sido irregular y mala, copió un diccionario a mano para poder aprenderse cada palabra que contenía.
Luego leyó las principales obras de la literatura, la ciencia y la filosofía occidentales.
"Leía vorazmente, tanto que cuando estaba encarcelado y apagaban las luces de su celda, continuaba leyendo a la tenue luz del pasillo fuera de su celda, arruinando su vista".
Entre el voto y la bala
En la cárcel, se encontró con las ideas de Elijah Muhammad, el líder de la Nación del Islam, un movimiento para los afroamericanos que mezclaba el Islam con ideas de orgullo negro y autosuficiencia.
Enseñaba que la esclavitud de los negros había sido un crimen terrible, que los esclavistas habían privado a los negros del conocimiento de su propia cultura pasada, que habían impuesto sus apellidos a los negros.
Todo eso es cierto.
Malcolm Little cambió su apellido a X para representar que su verdadero apellido era desconocido.