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Triunfo contra la Sed: La Planta de El Picacho Revive al 95% de Eficiencia y Transforma el Abastecimiento de Agua en Tegucigalpa

 

Triunfo contra la Sed: La Planta de El Picacho Revive al 95% de Eficiencia y Transforma el Abastecimiento de Agua en Tegucigalpa

Tegucigalpa, Honduras – 1 de diciembre de 2025 – En un hito que marca el fin de décadas de abandono en el suministro de agua potable, la Planta de Tratamiento de El Picacho, ubicada en las colinas al sur de la capital, opera ahora con un impresionante 95% de eficiencia operativa. Lo que antes era una infraestructura obsoleta, capaz de procesar apenas el 30% del agua cruda que recibía, se ha convertido en un motor vital que beneficia directamente al 20% de la población tegucigalpina, es decir, a decenas de miles de familias en colonias como Sagastume, Brisas del Picacho, La Cabaña, Reparto Arriba, La Guillén y el centro histórico de la ciudad.

Esta transformación no es un milagro, sino el resultado de una inversión estratégica de 93.6 millones de lempiras (aproximadamente 3.8 millones de dólares), financiada por el Banco Mundial y ejecutada por la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC) a través de la Unidad Municipal de Agua Potable y Saneamiento (UMAPS). Inaugurada en septiembre de 2025, la obra representa un capítulo clave en el Proyecto Integral de Mejoras al Sistema de Agua Potable en la Capital, un esfuerzo que busca revertir el "abandono de 30 años" en el sector, según palabras del alcalde Jorge Aldana.

De la Desesperación a la Estabilidad: El Antes y el Después

Imaginemos las calles empedradas de La Guillén o los barrios altos de Los Próceres en los meses previos a la rehabilitación: familias enteras lidiando con interrupciones crónicas en el suministro, donde el agua llegaba a cuentagotas o no llegaba en absoluto durante semanas. En las zonas elevadas, como El Rincón o Guanacaste, la escasez era especialmente cruel; residentes como doña María López, una ama de casa de 62 años en Brisas del Picacho, recuerdan haber gastado hasta 600 lempiras semanales en garrafones de agua embotellada, un lujo insostenible para presupuestos humildes. "Era como vivir en un desierto en medio de la ciudad. Los niños no podían bañarse todos los días, y cocinar era un problema constante", relata López en una entrevista reciente, su voz aún teñida de alivio mezclado con incredulidad.

La planta, construida en la década de 1970 y abandonada durante administraciones pasadas, operaba como un "esqueleto ineficiente": lechos filtrantes convertidos en "fosas vacías" que no cumplían su función, sistemas de floculación obsoletos y una dosificación química manual que dejaba el agua expuesta a contaminantes. Solo el 30% del caudal entrante –proveniente de represas como La Tigra– se convertía en potable, mientras el resto se desperdiciaba o se distribuía en condiciones precarias. Esto no solo agravaba la desigualdad urbana, sino que ponía en riesgo la salud pública en una capital donde el cólera y las diarreas infecciosas han sido históricas.

Hoy, el panorama es radicalmente distinto. Con la rehabilitación completa, la planta procesa el 95% del agua entrante –equivalente a 98% en condiciones óptimas–, distribuyéndola a través de una red modernizada que incluye reparaciones de tuberías colapsadas por el invierno de 2024, cuando deslizamientos y árboles caídos dañaron infraestructuras clave. Las mejoras técnicas son precisas y transformadoras: rehabilitación del tanque de contacto para una sedimentación más efectiva, modernización del edificio de laboratorios de control de calidad con equipos automatizados, optimización de los sistemas de floculación y filtración para eliminar impurezas con mayor precisión, y una inyección de eficiencia energética que reduce costos operativos en un 20%. Además, la dosificación automática de químicos asegura que el agua cumpla con los estándares de la Organización Mundial de la Salud, libre de turbidez y patógenos.

"Con los nuevos arreglos que se implementaron, la población de estos sectores ya no sufrirá la falta de líquido con la frecuencia que antes ocurría", afirmó Arturo Trochez, titular de UMAPS, durante la inauguración. Trochez, un ingeniero con 25 años en el sector, describió el estado previo como "penoso": "Daba lástima ver los lechos filtrantes operando como fosas vacías que no funcionaban". Ahora, un equipo dedicado trabaja 24/7 para prevenir fallos, y la automatización ha elevado la frecuencia de distribución del 25% al 80% en los abonados directos, un salto que se extenderá al 100% en los próximos meses.

Un Sueño Colectivo: Inversión, Compromiso y el Rol del Banco Mundial

La génesis de esta obra se remonta a febrero de 2025, cuando se anunció una inversión inicial de 3.2 millones de dólares para estabilizar la planta, pero fue el desembolso total de 93.6 millones de lempiras en septiembre lo que la catapultó a su máximo potencial. Financiado por el Banco Mundial, el proyecto no solo rehabilitó la infraestructura física, sino que incorporó capacitación para 50 técnicos locales en operación avanzada y monitoreo digital, fomentando empleo sostenible en una ciudad donde el desempleo juvenil ronda el 15%.

El alcalde Jorge Aldana, quien inspeccionó las obras en persona, no escatimó en elogios ni en autocrítica. "Lo hemos venido logrando paso a paso, no son acciones que se cambian de un día para otro; la ciudad viene de un abandono de 30 años en temas de agua potable", declaró Aldana, enfatizando que estas mejoras son parte de un paquete integral que incluye reparaciones en represas y tanques elevados. Su visión es ambiciosa: "Estamos comprometidos a avanzar. Nuestro sueño es que algún día la capital tenga agua las 24 horas para todo mundo, para eso hay que seguir trabajando e invirtiendo". Aldana también extendió un agradecimiento público al Banco Mundial: "Estas obras son para mejorar los servicios y llevar más agua a los barrios y colonias. En los próximos años se recordarán los esfuerzos para que el pueblo tenga agua potable; no hay ciudad que pueda desarrollarse sin el vital líquido".

Benjamín Bustamante, director de Control y Seguimiento de la AMDC, secundó el entusiasmo: "Hoy celebramos que la planta de tratamiento de El Picacho ya funciona con un 95% de eficiencia, por lo tanto, es un día histórico para la capital". Bustamante destacó la modernización de procesos y la automatización como pilares para un "servicio más confiable a los ciudadanos".

Desde noviembre, la AMDC ha intensificado la promoción en redes sociales, con videos y publicaciones que celebran el fin de la "privatización encubierta" del agua –una alusión a cómo la escasez beneficiaba a vendedores informales–. "¡El agua dejó de ser un negocio en la capital!", proclama un reel en Instagram de la alcaldía, mostrando operarios monitoreando paneles digitales en tiempo real.

Impacto Social y Desafíos Pendientes

El impacto trasciende lo técnico: en colonias como La Concordia o Las Mercedes, donde el acceso al agua era un lujo, las familias reportan un suministro estable de al menos 12 horas diarias, reduciendo enfermedades gastrointestinales en un 30% según datos preliminares de la Secretaría de Salud. Para mujeres y niños, que tradicionalmente cargan con la recolección de agua, significa tiempo liberado para educación y trabajo. Economistas locales estiman que la obra ahorrará a los hogares capitalinos unos 500 millones de lempiras anuales en compras alternativas de agua.

Sin embargo, no todo es euforia. Expertos como el hidrólogo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Dr. Carlos Reyes, advierten que el éxito de El Picacho depende de una gestión integral: "Es un avance monumental, pero sin protección de cuencas como La Tigra contra la deforestación, el caudal podría menguar en sequías futuras". La AMDC ha respondido con planes para expandir la red de distribución en 2026, invirtiendo otros 50 millones en tuberías secundarias, y un programa de reforestación que plantará 10,000 árboles en las próximas semanas.

En un país donde el 25% de la población rural aún carece de agua potable, el caso de El Picacho se erige como modelo replicable. Como dijo Aldana: "Estamos garantizando inversiones en ese tema para resultados positivos en los próximos años". Para los "capitalinos" –ese término cariñoso que une a Tegucigalpa y Comayagüela–, el agua ya no es solo un recurso: es un derecho recuperado, gota a gota, hacia una capital más justa y viva.

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