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Mapas revelan red de aliados caribeños en la "Operación Lanza del Sur": Islas que respaldan el cerco militar de EE.UU. contra lanchas venezolanas

 

Mapas revelan red de aliados caribeños en la "Operación Lanza del Sur": Islas que respaldan el cerco militar de EE.UU. contra lanchas venezolanas

Washington/Miami, 9 de diciembre de 2025 – En el tenso tablero geopolítico del Caribe, mapas interactivos y análisis satelitales desvelan cómo una cadena de islas desde República Dominicana hasta Trinidad y Tobago se erige como el soporte logístico clave para la "Operación Lanza del Sur" (Operation Southern Spear), la ofensiva naval y aérea lanzada por el presidente Donald Trump contra el narcotráfico venezolano. Mientras líderes latinoamericanos como el brasileño Lula da Silva y el mexicano Claudia Sheinbaum condenan la escalada como "intervencionismo yanqui", estas naciones insulares –muchas de ellas excolonias británicas o neerlandesas– ofrecen discretamente pistas de aterrizaje, radares avanzados y puertos de reabastecimiento, facilitando un despliegue que ya suma más de 7.000 efectivos estadounidenses y 20 strikes letales contra supuestas "lanchas narco" desde septiembre.

La operación, anunciada el 14 de noviembre por el secretario de Defensa Pete Hegseth como una "limpieza de narcoterroristas del hemisferio", combina drones autónomos, buques híbridos y cazas F/A-18 Super Hornet para patrullar el Golfo de Venezuela y el Mar Caribe. Según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) con 12 gráficos y tablas, el 60% de las misiones de reconocimiento dependen de bases aliadas en el arco caribeño, que se extiende por 2.000 kilómetros de costas vulnerables al contrabando de cocaína y fentanilo. "Es un cerco invisible: sin estos aliados, la proyección de poder de EE.UU. se diluiría en el vasto océano", explica Michael Shifter, analista de la Universidad de Georgetown, en un podcast reciente.

Uno de los mapas más reveladores, publicado por el Council on Foreign Relations (CFR) el 2 de diciembre, traza en rojo las "Estaciones de Enlace Cooperativo" (CSLs) de EE.UU. en Aruba y Curaçao –territorios neerlandeses a solo 70 km de la costa venezolana–. Estas instalaciones, heredadas de la era de la Guerra Fría, albergan radares AN/FPS-111 que detectan embarcaciones a 400 km, y han registrado un 300% más de tráfico aéreo militar desde octubre. El gráfico superpone rutas de patrulla: el USS Gerald R. Ford, portaaviones insignia de la flota, anclado en aguas internacionales, lanza F/A-18 que repostan en Curaçao antes de incursiones. "Aruba no es neutral; su gobierno autorizó 'acceso temporal' para 'antidrogas', pero los vuelos MQ-4C Triton de vigilancia duran hasta 30 horas", detalla el mapa, citando datos de Flightradar24.

Hacia el este, Trinidad y Tobago emerge como el "nodo principal", según un visual guide de The Guardian del 25 de noviembre. Este dúo insular, vecino directo de Venezuela, ha permitido maniobras conjuntas en la base aérea de Piarco y el puerto de Scarborough, donde se almacenan misiles Hellfire para drones Reaper. El mapa del Guardian –con capas interactivas de Google Earth– marca en azul los 1.200 marines acuartelados temporalmente, y resalta un acuerdo bilateral de noviembre por US$150 millones en asistencia militar. "Trinidad sufre el flujo de migrantes y drogas desde Venezuela; ven en Trump un aliado contra Maduro", explica el primer ministro Keith Rowley en una entrevista con The Hill. Sin embargo, opositores locales protestan: "No queremos ser peones en una guerra proxy", gritaron manifestantes en Puerto España el fin de semana.

Más al norte, República Dominicana y Puerto Rico –este último territorio estadounidense– forman el "flanco oriental". Un mapa del Departamento de Defensa, filtrado a Newsweek y actualizado el 9 de diciembre, muestra la Base Aérea de San Isidro como hub de reabastecimiento para C-130 Hercules, con vuelos semanales desde la Base de Roosevelt Roads en Ceiba (Puerto Rico). "Desde aquí salen las misiones de interdicción que han hundido ocho lanchas en dos meses", indica el gráfico, que incluye coordenadas GPS de strikes: el más reciente, el 7 de diciembre, contra una goleta con 500 kg de cocaína cerca de Los Roques, mató a cuatro tripulantes presuntamente ligados al Tren de Aragua. El presidente dominicano Luis Abinader, aliado de Trump desde su reelección, justificó el apoyo: "Protegemos nuestras aguas compartidas".

Otras islas juegan roles nicho. Barbados y Granada autorizan "puntos de vigilancia" en sus aeropuertos para P-8 Poseidon antisubmarinos, según el mapa de Reuters del 23 de noviembre, que proyecta un "anillo de acero" alrededor de Venezuela con 15 radares aliados. Jamaica, bajo presión de Kingston por su deuda con China, rechazó bases permanentes pero permite sobrevuelos, mientras Antigua y Barbuda –aliada de Beijing– mantiene neutralidad tensa. "El Caribe está fracturado: los pequeños estados buscan dólares estadounidenses frente a la influencia china", analiza el CSIS.

La "Lanza del Sur" no es solo militar: integra la CIA en operaciones encubiertas, como confirmó Trump el 15 de octubre en un tuit, autorizando "acciones letales" en suelo venezolano. Críticos como el senador demócrata Tim Kaine advierten de "crímenes de guerra" en strikes "double-tap" contra sobrevivientes, y la ONU exige investigaciones. Maduro, por su parte, denunció "provocaciones imperiales" tras un dron Triton sobrevolando Caracas por 24 horas, según posts en X de OSINT como @LanzaDelSur.

Estos mapas, accesibles en sitios como CFR.org y CSIS.org, no solo ilustran logística, sino el costo humano: 83 muertos en strikes, miles de migrantes varados y un Caribe en vilo ante una posible invasión terrestre que Trump no descarta –"Maduro tiene los días contados", reiteró ayer a Politico. Mientras el hemisferio debate, las islas caribeñas, antaño paraíso turístico, se convierten en bastiones de una nueva Guerra Fría sureña. La pregunta persiste: ¿hasta dónde llegará la lanza?

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