En un capítulo inédito de la crisis postelectoral hondureña, una llamada directa desde altos niveles de seguridad de Estados Unidos habría sido el factor decisivo para que el general Roosevelt Hernández, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, desistiera de una intervención militar y alineara a los uniformados con la institucionalidad del Consejo Nacional Electoral (CNE). Según una investigación revelada por Infobae, esta orden estadounidense –parte de un ultimátum orquestado por el presidente Donald Trump– buscó garantizar la neutralidad castrense y el respeto al conteo de votos, cortando de raíz cualquier intento de control militar sobre los comicios del 30 de noviembre. La intervención, que incluyó presiones diplomáticas y un tuit incendiario de Trump, permitió que el CNE retomara el ritmo del escrutinio, avanzando hacia el anuncio oficial de resultados en un empate técnico entre Nasry "Tito" Asfura (Partido Nacional, PN) y Salvador Nasralla (Partido Liberal, PL), con Rixi Moncada (Libre) rezagada en tercer lugar.
La revelación, publicada este martes por Infobae desde Washington, desvela los bastidores de una "guerra híbrida" en Tegucigalpa, donde el respaldo explícito de Trump a Asfura –calificado como "el único verdadero amigo de la libertad"– chocó con maniobras del oficialismo de Xiomara Castro para inclinar la balanza. Fuentes cercanas a la Casa Blanca, citadas por el medio argentino, confirmaron que la llamada al general Hernández se realizó la noche del 1 de diciembre, cuando el escrutinio se estancó en el 47% de las actas, con Asfura liderando por apenas 500 votos. "El mensaje fue claro: no rompan la cadena de mando institucional; la democracia no se impone con tanques", relató un asesor anónimo del Departamento de Estado, quien detalló que la conversación involucró a altos funcionarios del Pentágono y la Embajada de EE.UU. en Tegucigalpa.
El contexto de tensión: Amenazas militares y paralización del CNE
El 30 de noviembre, las elecciones generales de Honduras transcurrieron en relativa calma, con un 68% de participación entre 6,5 millones de votantes. Sin embargo, el escrutinio preliminar vía el Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) se vio empañado por fallas técnicas, audios filtrados de manipulación y un "empate técnico" que polarizó al CNE: Ana Paola Hall (presidenta pro tempore, aliada de Nasralla) se negó a continuar el conteo, exigiendo abrir urnas sospechosas de fraude en su favor; Cosette López-Osorio (vocal, del PN) rechazó la irregularidad; y Marlon Ochoa (vocal, de Libre) boicoteó la sesión inicial, sabiendo que Moncada quedaría tercera.
En este limbo, el general Roosevelt Hernández –un oficial leal al gobierno de Castro y con historial de intervenciones en 2017– emitió una declaración pública amenazando con "tomar control institucional" si el CNE no garantizaba "transparencia". Fuentes militares consultadas por Infobae indican que Hernández, de 58 años y excomandante de la Región Metropolitana, había movilizado contingentes en Tegucigalpa y San Pedro Sula, bajo el pretexto de "proteger la soberanía electoral". "Era un golpe blando: las FF.AA. custodiaban el CNE, pero con órdenes implícitas de 'asegurar' resultados favorables a Libre", explicó un analista anónimo del Instituto de Estudios Estratégicos de Centroamérica (IEE-CA).
La OEA, en un comunicado del 29 de noviembre, ya había alertado sobre la "creciente injerencia militar" en los comicios, urgiendo a las FF.AA. a mantener un "rol apolítico". Pero fue la presión estadounidense la que inclinó la balanza: la llamada, descrita como "directa y categórica", provino de un alto funcionario del Consejo de Seguridad Nacional, quien recordó a Hernández los tratados bilaterales de cooperación militar y las consecuencias de un "golpe institucional". Horas después, el general emitió un nuevo parte: "Las Fuerzas Armadas respetan la constitucionalidad y respaldan al CNE en su labor".
El ultimátum de Trump: De Truth Social a la Casa Blanca
Paralelamente, Trump –quien tres días antes de los comicios había apostado por Asfura en Truth Social, advirtiendo que "Maduro y sus narcoterroristas" no tomarían Honduras– intensificó la ofensiva digital. El 2 de diciembre, posteó: "Parece que Honduras intenta alterar los resultados... ¡Si lo hacen, se armará un escándalo! Es imperativo que terminen de contar los votos. ¡La democracia debe prevalecer!". El mensaje, con millones de vistas, no solo presionó al CNE, sino que filtró a Ochoa –quien en 2019 había atacado la Embajada de EE.UU.– tras otra llamada diplomática, obligándolo a participar en la lectura de resultados.
Desde la Casa Blanca, Trump monitoreaba en tiempo real, consultando a asesores como el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, quien coordinó con la Embajada en Tegucigalpa. "La apuesta era clara: respaldar a Asfura, quien prometió alinear a Honduras con Washington y condenar a Maduro, a cambio de estabilidad democrática", detalla Infobae. El CNE, compuesto por representantes de los tres principales partidos, retomó el escrutinio esa misma noche, avanzando al 57% con una paridad de 515 votos entre Asfura y Nasralla.
Reacciones: De la furia oficialista a la cautela opositora
El oficialismo de Castro, aún reacio a reconocer la derrota de Moncada, tildó la revelación de "intromisión yanqui". La presidenta tuiteó: "Honduras es soberana; las FF.AA. responden a la Constitución, no a presiones externas". El analista Germán Licona, en Radio Cadena Voces, amplificó la historia: "Una llamada de EE.UU. cambió la postura de Hernández; urge investigar a 24 oficiales que salen el 31 de diciembre por posibles delitos electorales". En X, el post de RCVHonduras acumuló 91.000 vistas y 182 likes, con usuarios como @RCVHonduras destacando: "La llamada que salvó la democracia... o la impuso".
Opositores celebraron: Asfura, en un mitin, dijo: "La institucionalidad prevalece gracias a aliados como EE.UU.". Nasralla, por su parte, urgió "transparencia total" sin aludir a la injerencia. Internacionalmente, la OEA aplaudió la "neutralidad militar", pero Amnistía Internacional advirtió de "riesgos a la soberanía".
Implicaciones: ¿Salvación democrática o injerencia colonial?
Esta revelación expone las grietas de un sistema electoral frágil: el CNE, sin independencia judicial, depende de consensos políticos y presiones externas. Para Honduras –con historial de fraudes en 2009, 2013 y 2017–, la llamada evitó un "golpe blando", pero aviva debates sobre soberanía en la era Trump 2.0. Mientras el escrutinio avanza hacia una posible segunda vuelta en enero, analistas como los de El Heraldo cuestionan: "¿Salvó EE.UU. la democracia o la moldeó a su imagen?". En un país polarizado, con 45 homicidios por 100.000 habitantes y una transición inminente, la "llamada que frenó a las FF.AA." podría ser el epílogo de 2025... o el prólogo de más sombras.
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