Las competencias deportivas están hechas para ganar o perder, y las reglas del juego hoy determinaron que no tuviéramos opción, aun sin haber perdido. Duele, claro que duele. Pero en lo personal siempre doy todo apoyando a la Selección y a todas las selecciones de nuestro país. Y cuando avanzamos en el camino, también veo muchas expresiones de odio, de exigencias y críticas de personas que nunca han hecho nada por el fútbol, más que usar las redes para despotricar contra la Federación, el entrenador y los jugadores. Su aporte al fútbol es poco o nada.
Los que amamos de verdad este deporte sabemos que se debe apoyar más: a las ligas menores, a la Liga Nacional, a las canteras, a las reservas y a nuestras selecciones. Nosotros hemos apoyado al fútbol hondureño no solo como patrocinadores, sino también con la construcción de canchas y el impulso a los jóvenes. Todo eso es como sembrar una semilla que debemos seguir cultivando con constancia y visión.
A los jugadores, al entrenador y a la Federación: tenemos mucho potencial. Debemos aprender, corregir, replantearnos, pero nunca derrotarnos. Este país merece planificación, trabajo sostenido, procesos largos e infraestructura moderna. No podemos seguir con improvisación; Honduras necesita un proyecto real que forme jugadores, que cuide nuestros talentos y que fortalezca el fútbol desde la base.
Y a nuestra afición, una de las más fieles y apasionadas del mundo: si queremos una Selección fuerte, necesitamos un fútbol fuerte. Eso se logra apoyando nuestro campeonato local, respaldando a los clubes, creyendo en los jóvenes y exigiendo profesionalismo en cada nivel. El fútbol no se construye solo en eliminatorias; se construye cada fin de semana, en las gradas, en las escuelas, en los estadios y en cada niño que sueña con ponerse la camiseta de Honduras algún día.
Hoy no se logró el resultado, y sí, duele. Pero esto no es el final. Lo que hemos hecho es solo el comienzo. Un proceso largo y serio es lo que nos llevará de regreso al Mundial, y lo vamos a seguir haciendo. Esto solo se consigue juntos: planificando, viendo hacia el futuro, no desmayando, superando el dolor y la tristeza, y convirtiéndolos en motivación para involucrarnos aún más.
Honduras nunca ha dejado de luchar, y esta tampoco será la excepción.
Por Honduras, por nuestro fútbol y por las nuevas generaciones.
Es momento de reconstruir nuestro fútbol desde sus raíces, refundar el fútbol así como refundar Honduras.
