Cuando era chica Solana Pereyra no quería ir al arco. Jugaba de volante central con varones en Tucumán, su provincia, y no se le cruzaba por la cabeza pararse bajo los tres palos. “Pensaba que ahí, en un partido no me llegaría nunca la pelota. Y tampoco me gustaba porque significaba entrenarme sola”. El martes, en el triunfo por 1- 0 contra Uruguay, en el debut de la selección argentina en la Copa América de Ecuador, fue uno de los puntos clave del equipo. Respondió frenando llegadas claras de las rivales en los momentos más apremiantes. Y cerró un círculo: después de haber pasado en la selección por todas las categorías (sub 17, sub 20 y la mayor), con altibajos incluso, toma la posta que dejó la histórica Vanina Correa en el puesto. Las pelotas le llegaron y las sacó. Y ahora se prepara para el segundo duelo por el Grupo A ante Chile, este viernes a las 21, en Quito (transmite DSports).
Aquel primer equipo se llamaba Parodi. Quizás esos pibes la miran por televisión. Después fue arquera de hockey, campeona de los Juegos Evita con el club Libertad (al sitio FutFemGol le contó que compartió ese plantel con otras jugadoras como Rocío Correa y Karen Puentes), hasta que a los 14 años se probó y quedó en San Martín, uno de los dos grandes de la capital tucumana. Solana Pereyra no nació 1: se hizo arquera incluso sin tener entrenamientos específicos para el puesto. Puro corazón.
Su historia parece la de otro fútbol, pero todo esto ocurrió hace poco y muy rápido. La arquera de 26 años y 1,74 metro de estatura ya lleva 10 años fuera de su provincia. Su carrera parece andar en 2x. A los 16 se mudó a Buenos Aires. Había quedado antes en una prueba en River, pero tiempo después eligió UAI Urquiza, donde conquistó un torneo local. Atajó tres temporadas en España, en el Tenerife. En 2019, con 20, viajó como tercera arquera al Mundial de Francia. Desde 2023 está en San Lorenzo, club con el que se consagró campeona.
Ahí, contó, hizo un trabajo clave para esta Copa América: “Apunté a mejorar la concentración con la psicóloga del club. Me ayudó mucho, sobre todo para jugar los partidos con la Selección. Porque quizá el torneo te permite tener esa distracción y volver. Pero en la Selección no te dan los tiempos. Jugás contra rivales y pensás: ‘¿Cómo puede ser que saquen un misil así de esos pies?’. Se nota mucho el cambio”.
-Y justo te toca agarrar un puesto que parecía cerrado cuando estaba Vanina Correa. ¿Cómo llevaste todo este tiempo esperando?
-Una nunca deja de tener objetivos, de saber lo que quiere. A mí también me tocó estar afuera de la Selección y podría haberme venido abajo y no pasó. Seguí esforzándome, yo quería estar acá y sabía que se me iba a dar la posibilidad. Y que cuando me llegara iba a estar preparada. Bueno, me llegó.
-¿Sentiste la presión de reemplazarla?
-La Flaca se retiró y dejó una vara altísima. Es muy difícil reemplazar su trayectoria en la Selección. Yo estuve en un proceso de acompañar siendo joven, fui tomando cosas de toda la gente que fue pasando por acá.
-¿Ella te enseñó algo?
-A la Flaca la ves y parece seria, impone respeto, pero cuando la vas conociendo y compartiendo es una persona muy linda. Nosotras jugábamos al truco, agradezco haberla conocido.
La estadística del duelo contra Uruguay marca que Pereyra tuvo cinco atajadas en todo el partido, en su debut en una Copa América. Según OPTA, contando las últimas tres ediciones del torneo, solo Vanina Correa tuvo más: seis contra Colombia en 2022. Esa vez, Solana miraba todo desde el banco.
La paciencia fue parte de su aprendizaje en el fútbol. Ya le había pasado de aprender a esperar años atrás: cuando llegó a Buenos Aires desde Tucumán para sumarse a UAI se rompió los ligamentos apenas tres meses después de la mudanza a un mundo y una vida nuevas. Mordió broncas y angustias, miró desde afuera cómo todas entrenaban mientras ella iba paso a paso durante meses. Y creció. También maduró cuando atajó en España, en otro ritmo, con otra preparación y también extrañando a los que más quiere. Dice que otro clic fue venir desde allá a la Selección y que sus compañeras le dijeran que la veían más madura y más rápida.