El ministro director del Instituto de Conservación Forestal (ICF), Luis Soliz, informó que la nación centroamericana registra 900 igniciones hasta la fecha, con al menos 60 mil hectáreas de zonas boscosas, zacateras y matorrales calcinados en todo el territorio nacional.
Aunque la cifra es alta, representa una reducción del 90 por ciento respecto al año pasado, cuando en el mismo periodo se reportaron tres mil fuegos y cerca de 300 mil hectáreas afectadas, subrayó Soliz.
Las autoridades atribuyeron la disminución de esos siniestros a un fortalecimiento de los controles, campañas de prevención y condiciones climáticas más favorables.
En Honduras, un país altamente vulnerable a fenómenos meteorológicos extremos intensificados por el cambio climático, este tipo de catástrofe representa una grave amenaza ambiental, especialmente durante la temporada seca, que coincide con el verano (febrero a mayo).
Como consecuencia de la tala ilegal y los incendios, la nación pierde anualmente entre 50 mil y 60 mil hectáreas de zonas boscosas.
Más del 90 por ciento de esos desastres son causados por el ser humano, pues no se ha logrado un control efectivo del fuego, que a menudo se propaga hacia las montañas, según estadísticas oficiales.
Estos se desencadenan cuando numerosos campesinos suelen perder el control al quemar terrenos con el fin de preparar la tierra para cultivos, o por acciones intencionales de “criminales del bosque”, sostienen organizaciones defensoras del medio ambiente.