Como era de esperar antes de que se pusiera en marcha, el Mundial de Clubes entronizó a un equipo europeo. Pero no fue ninguno de los candidatos que estaban en la primera línea, empezando por un Paris Saint Germain que se llevó un fuerte revolcón en la final. Antes habían quedado en el camino otros pesos pesados, como Bayern Munich, Inter o Real Madrid. El sistema de clasificación había dejado afuera a Barcelona y Liverpool, dos grandes animadores de la temporada, tanto en sus ligas como en la Champions League.
En medio de ese nutrido frente europeo se coló un Chelsea que llegaba en un segundo pelotón y terminó dando un paso al frente. En realidad fue un salto gigantesco, pateó el tablero internacional al golear 3-0 a Paris Saint Germain. Le alcanzó un tiempo para establecer una diferencia que le quitó cualquier misterio a la resolución de la final. Fueron tres goles en la primera etapa y un ejercicio de conservación de la ventaja en la segunda. Un partido perfecto del club londinense, que hace poco había tenido figuración internacional con la obtención de la Conference League -tercer trofeo en importancia de la UEFA- al vencer a Betis. Y había finalizado cuarto en la Premier League.
Y más gloria para Enzo Fernández, doble campeón del mundo, en el nivel de selección y club, y también continental, con la Copa América que festejó hace un año en suelo estadounidense. Personalidad y jerarquía futbolística componen el perfil del volante argentino. Supo pilotear la tormenta interna en el plantel que le cayó tras el Mundial, con aquel video con connotaciones discriminatorias. Su ascendencia dentro del grupo quedó a salvo, al ser designado como uno de los dos capitanes.
El repertorio futbolístico de Enzo es enorme. Si en la selección irrumpió con fuerza como volante central en pleno Mundial de Qatar, en Chelsea explota sus condiciones más ofensivas, sin desentenderse del repliegue para la recuperación de la pelota. En el exitoso 4-2-3-1 que dispuso Enzo Maresca para la final, Enzo ocupó posiciones adelantadas, casi en la misma línea que el centro-delantero João Pedro. Recostado preferentemente sobre la izquierda, le dio profundidad y continuidad a los ataques con asistencias que fueron estocadas para la defensa de PSG. Disputó un gran primer tiempo, fue actor principal en la sorprendente goleada por 3-0. Cansado -en ese mismo estadio había sufrido un golpe de calor en la semifinal contra Fluminense-, su rendimiento bajó un poco en el segundo período, hasta que fue reemplazado a los 15 minutos, con una molestia muscular en la pierna izquierda. Se llevó la ovación de los hinchas de Chelsea y cerró su Mundial con un gol y tres asistencias. Y agrandó su saldo favorable en finales, con siete títulos (Defensa y Justicia, River, selección argentina y Chelsea) y una derrota (Carabao Cup inglesa).
El resumen de Chelsea 3 - Paris Saint Germain 0
La definición vino con sorpresas. Las especulaciones se desvanecieron ante la realidad que llegó desde el campo, bajo un sol que hizo subir la temperatura a más de 30 grados. El equipo que se especializa en disolver rivales con su fútbol de presión y combinaciones se vio neutralizado por un adversario que encaró la final con valentía y muy convencido de su plan.
Chelsea pareció sacar fuerzas y motivación de las previsiones que lo ubicaban un escalón por debajo de un Paris Saint Germain quizá demasiado confiado de su condición de favorito. Pecó de suficiencia contra un Chelsea que se le fue al humo desde el primer minuto, dispuesto a desafiarlo, sin complejos. Como si el equipo inglés, en la preparación de la final, hubiera interiorizado la consigna “no somos menos, es nuestra oportunidad de pasar a la historia”. Con esa mentalidad, ante un PSG con muchas lagunas y lento de reacción, Chelsea se encaminó al título con un primer tiempo impecable en lo táctico y en eficacia, con un Cole Palmer estelar, autor de dos goles y una asistencia para la deliciosa definición de João Pedro en el 3-0.