Como el Ártico se ha convertido en el foco de crecientes tensiones entre superpotencias como EE.UU., China y Rusia

DAVID FERNANDO RAUDALES
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 Dos noruegos paseando en bicicleta en su día nacional en Svalbard, con agua y picos helados a lo lejos.

¿Quiénes son los dueños del Ártico? [BBC]

Tan pronto como Magnus Mæland se convirtió en alcalde de una pequeña ciudad en el extremo norte de Noruega a finales de 2023, tres delegaciones de China llamaron a su puerta.

"Es porque quieren ser una superpotencia polar", le explica a la BBC.

Puede que China no sea lo primero que se nos viene a la mente al pensar en el Ártico, pero está decidida a ser un actor importante en la región.

Ha estado compitiendo por adquirir propiedades, participar en proyectos de infraestructura y aspira a establecer una presencia regional permanente.

China ya se describe a sí misma como un "estado casi ártico", a pesar de que su capital regional más septentrional, Harbin, está aproximadamente en la misma latitud que Venecia, Italia.

Pero el Ártico se está convirtiendo rápidamente en una de las zonas más disputadas del mundo. Pekín se enfrenta a la dura competencia de Rusia, China, Europa, India y Estados Unidos.

La carrera por el Ártico ha comenzado.

Recursos naturales y rutas comerciales

Los científicos afirman que el Ártico se está calentando cuatro veces más rápido que cualquier otro lugar. Esto afecta a los ecosistemas, la fauna y las poblaciones locales. El Ártico es enorme y abarca el 4% del planeta.

Pero las potencias mundiales ven que gracias a estos cambios el Ártico abre un nuevo mundo de oportunidades.

El derretimiento del hielo facilita el acceso a los increíbles recursos naturales de la región (minerales críticos, petróleo y gas): se dice que alrededor del 30% del gas natural sin explotar se encuentra en el Ártico.

Y está abriendo posibilidades para nuevas rutas comerciales marítimas, reduciendo drásticamente el tiempo de viaje entre Asia y Europa. En el negocio de la exportación, el tiempo es oro.El puerto de Kirkenes, que muestra el mar, coches aparcados, un edificio, una grúa y una colina nevada al fondo.

La ciudad de Kirkenes espera ser la primera parada europea para los buques de carga chinos en el futuro, pero teme permitir que Pekín tenga demasiada influencia en su puerto. [BBC]

Cuando lo visito, el puerto de Kirkenes parece bastante fantasmal.

Dentro del Círculo Polar Ártico, en el punto más septentrional de la Noruega continental, la antigua ciudad minera ofrece un crudo contraste con las montañas y fiordos nevados de postal que la rodean.

Hay tiendas cerradas y almacenes abandonados, plagados de ventanas rotas. El pueblo parece olvidado y abandonado, por lo que es fácil imaginar el atractivo del plan para convertirse en el primer puerto europeo de escala para portacontenedores procedentes de Asia, dependiendo de cuán rápido siga derritiéndose el hielo polar.

El director del puerto de la ciudad, Terje Jørgensen, planea construir un nuevo puerto internacional. Se le iluminan los ojos al hablar de convertirse en el Singapur del Alto Norte de Europa.

"Lo que intentamos construir aquí en Kirkenes es un puerto de transbordo donde se unen tres continentes: Norteamérica, Europa y Asia. Desembarcaremos las mercancías y las volveremos a cargar en otros barcos [para su posterior exportación]. No necesitamos vender terrenos a nadie. Ni a una empresa de Reino Unido ni a una empresa china", dice Jørgensen.

Rusia y China amigos en el Ártico

Las nuevas leyes en Noruega prohíben la transferencia de propiedades o negocios si la venta pudiera perjudicar los intereses de seguridad noruegos, nos cuenta. Lo que esperan, añade, son directrices claras del gobierno sobre qué tipo de infraestructura crítica podría cubrir.

El alcalde Mæland ciertamente parece desconfiar de las intenciones de China. "Queremos una relación con China, pero no queremos depender de ella", dice.

"Europa debe preguntarse: ¿Hasta qué punto queremos depender de los regímenes totalitarios y autoritarios?"

La estrategia china de comprar su acceso al Ártico está encontrando rechazo en todos los países del Ártico europeo. Por ejemplo, los recientes intentos de Pekín de comprar puertos marítimos en Noruega y Suecia, así como un aeropuerto en Groenlandia, fueron rechazados.

Esto está empujando a China, ávida de recursos polares y la mayor superpotencia emergente del mundo, a los brazos del mayor actor del Ártico: Rusia.

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