Tegucigalpa, Honduras – La pobreza en las zonas rurales de Honduras sigue siendo un reto estructural, pese a los recientes avances reportados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Según datos oficiales de 2024, el 50.5% de los hogares rurales vive en pobreza extrema, frente al 32.5% en áreas urbanas, evidenciando una brecha histórica en el país1
Tendencias recientes
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Reducción moderada: La pobreza extrema rural disminuyó 1.4 puntos porcentuales entre 2023 y 2024, siguiendo una tendencia a la baja desde 2021[^2]
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Ingresos limitados: El ingreso promedio per cápita rural alcanzó 6,410 lempiras mensuales en 2024 (unos $260), un incremento frente a los 4,950 lempiras de 2022, pero insuficiente para cubrir la canasta básica2.
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Concentración geográfica: Departamentos como Lempira registran tasas de pobreza rural superiores al 85%, mientras que Cortés, con mayor actividad industrial, reporta niveles inferiores al 50%3.
Factores críticos
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Dependencia agrícola: El 70% de la población pobre reside en zonas rurales, donde predominan cultivos de subsistencia y baja productividad
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Vulnerabilidad climática: Sequías e inundaciones recurrentes afectan la producción de granos básicos, principal sustento de estas comunidades
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Acceso limitado a servicios: Solo el 34% de los hogares rurales tiene conexión a agua potable gestionada de manera segura, según estándares internacionales
Políticas en debate
El gobierno actual impulsa programas de transferencias condicionadas y reactivación agropecuaria, aunque expertos señalan la necesidad de:
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Diversificar economías locales mediante apoyo a emprendimientos no agrícolas
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Ampliar cobertura educativa técnica para reducir la migración juvenil
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Fortalecer redes de protección social ante crisis climáticas y económicas